rhodes

El cuaderno de viaje de Rhodas existe por casualidad. Y es que estuve a punto de coger ese vuelo comprado meses atrás. Era un viaje para dos, que se convirtió en una nueva aventura en solitario.

Rhodas en septiembre fue un paraíso en solitario. Alquilé una moto, recorrí el litoral, descubrí playas en las que se come con los pies dentro del agua. Llegué hasta Lindos que no puede tener un nombre mejor para descubrir este encantador pueblo en lo alto de la montaña.

Rhodas es más Turquía que Grecia, por la cercanía, y su gastronomía se parece más al país vecino que al de pertenencia. Y cómo disfruté de la comida a precios de verdad, de los que aún no han sufrido el impacto del turismo.

Rhodas tiene una ciudad antigua que es el centro del turismo por el día. Con todas sus calles repletas de tienda y comerciantes captando clientes para vender zumos de fruta. Pero también es el foco de la fiesta por la noche. Fue aquí donde bailé hasta el amanecer por primera vez después de la pandemia. 

Rhodas albergó al coloso una vez hace miles de años y de verdad puedo decir que mi experiencia fue colosal.